En invierno se me enfrían los pies
se me clavan los cristales de la noche
como una luz tallando sobre las sábanas
toda la oscuridad de un otoño vago.
Son extrañas agujas punzantes
se quedan como piedras en un solo despertar
cuando la embestida del sol es incierta
y el cielo y las lluvias se pliegan lentamente
hacia la misma arena.
Mis pies no tienen por costumbre vivir
entre cristales de agua helada y turbia
solo saben de retener lo que brilla en la memoria
y yo obstinada intento abrigarlos como abrigo el corazón
Y aún con todos los rituales que me concede la noche
se enfrían con una pertinaz condena
como si fuera una derrota asumida tener los pies fríos
como si traficando con la rutina y las ganas de sentir
se pudiera ocultar el dolor inexplicable del frío
o la proximidad de un invierno sin sueños.
En invierno se me enfrían los pies
hasta que estoicamente toco la nieve fina de tu piel
y me desnudo ante el fuego de tus dedos
mientras tanto
Júpiter y Saturno hoy
han decidido pasar una noche juntos.